Taller de Batiscafo en Bateau Lune, sábado 28 de febrero

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Estamos muy contentos, en unos días nos vamos a Barcelona a celebrar otro taller de Batiscafo y a uno de los sitios que más me gustan, a Bateau Lune, por los lazos que nos unen desde hace años y por su precioso local y buenas propuestas de actividades culturales y de juego para los niños. Además nos volveremos a juntar con alguien a quien también tengo muchas ganas de volver a ver, a Coaner, la ilustradora de Batiscafo, que es quien hará el taller creativo para los niños, con cuentacuentos y pintura de un mural. Además mucha gente que conocemos ya me han comentado que vendrán, y eso me encanta, poner caras, dar abrazos a quien llevo años conociendo únicamente de manera virtual.

Este flyer diseñado por Coaner nos ha encantado, con Katiusca explorando Bateau Lune.

La actividad será en la plaça Virreina y empezará a las 17.30.

Regalar libros

 

1200x2000_txtPóster de Coaner

 

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges. 

Cuando regalas un libro no estás regalando un objeto, no es papel y tinta, no. Cuando regalas un libro estás regalando la posibilidad de poner en contacto dos mentes separadas por el tiempo y el espacio. Estás ofreciendo la posibilidad de recrear ideas, pensamientos, mundos… de reinterpretarlos, de conectar con otro y a la vez desconectar de todo. Con un libro regalas una cerilla que, si se usa bien, puede hacer saltar una chispa e incluso encender una hoguera. Un fuego que tal vez arda para siempre.

Claro que te arriesgas a que el libro se convierta en un mero objeto decorativo en casa del agasajado. Un lomo muy visto para unas páginas nunca visitadas. Es un destino triste para un libro pero no menos digno que el de muchos objetos de los que nos rodeamos. Sin embargo, la mera posibilidad de que un día unos ojos recorran las letras y se produzca el milagro…

Si el receptor del regalo es un niño, todavía mejor. Hay personas que creen que todo lo de los niños no vale, es pobre, es “infantil” y, por lo tanto, irrelevante. Que con unos dibujos coloridos ya vale; “total, lo van a romper enseguida”. No puedo estar más en desacuerdo. Suscribo, en cambio, las palabras de Vicente Ferrer Azcoiti: “Según mi opinión, si tiene algún sentido hacer libros, tiene sentido sobre todo hacerlos para los niños. Porque el mundo (y a veces nos olvidamos) es de los niños. Los mejores libros deben ser para los niños, las mejores historias, los mejores dibujos, el mejor papel, las primeras estanterías. Nada de repartir las sobras y condenar a los niños al rincón más apartado de las librerías, nada de dedicarles textos poco exigentes y dibujos que no son sino una caricatura triste de lo que hacen los mismos niños. Eso no está bien, no es bonito.”

Para entrar en el mapa de la imaginación de un niño – magistralmente descrito, por cierto, por J.M.Barrie en Peter Pan y Wendy – hay que hacerlo con reverencia, con respeto, y llevando solamente lo mejor que podamos ofrecer. Los niños son futuro, y hay que cultivar ese futuro, pero sobre todo son presente, y hay que dignificarlo.

Creo, como Gianni Rodari, en el valor liberador de la palabra y en el poder de la fantasía.

Elena Ferro

 

Así fue el taller de Batiscafo en MumWorking, en Ruzafa loves kids

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La semana pasada a estas horas nos disponíamos Biel y yo a coger un tren para irnos a Valencia al Festival Ruzafa Loves Kids a preparar un taller de Batiscafo, os hablé hace unos días aquí. Fue una jornada fantástica, en parte porque salgo muy poquito y en parte porque la ocasión lo merecía. Mi compañera Rocío Mejías se encargó del taller, contó El bote de nocilla, uno de los cuentos de Batiscafo, de Noelia Terrer y Subi. Noelia estuvo también, en su propio local, Mumworking, fue estupendo juntarnos todos en un sitio tan chulo, con Noelia de anfitriona. También vino Nick Kearney, mi compañero en Batiscafo, fue genial compartirlo con el también. Fue parte taller, parte encuentro nuestro.

Al taller vinieron además muchas caras conocidas, gente a la que hacía tiempo que no veía, y gente a la que solo conocía virtualmente, familia, amigos, me sentí muy acompañada. Las fotos las hizo José Bravo, también colaborador de Kireei, unas fotos preciosas, como siempre. José fotografía todos los años todos los eventos del Ruzafa Loves Kids, ver la carpeta que va llenando poco a poco en redes sociales conforme transcurre el festival se ha convertido ya en tradición y disfrute.

Rocío estuvo fantástica en todo momento, tanto en el cuentacuentos como en el taller creativo, los niños encantados de poder participar con sus comentarios durante el cuento y de pintar a sus anchas, con pinturas y pinceles a nuestra Katiusca y el fondo del mar. Gracias Noelia, Rocío, José, y todos los que vinisteis.

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Estaremos en Ruzafa loves kids. Valencia, del 5 al 8 de diciembre. Taller de Batiscafo en MumWorking

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Vuelve el festival Ruzafa loves Kids, un barrio entero dedicado a l@s niñ@s.

Del 5 al 8 de diciembre se celebra la cuarta edición de Ruzafa loves Kids. Fue el primer festival urbano para familias, y este año ha batido el récord de participación. Un total de 55 locales han preparado más de 150 actividades diferentes para niñ@s de todas las edades.

Espacios de todo tipo, restaurantes, galerías, tiendas, farmacias, discotecas ofrecen a las familias actividades tan variadas como conciertos, exposiciones, manualidades, juegos, títeres, maquillaje, cerámica, robótica, magia, disfraces, cuentos, charlas, cocina, ganchillo, pintura, guateques, poesía, arquitectura, astronomía, origami, reciclaje, fotografía… Durante 4 días, las familias pueden asistir a las actividades que más les apetezcan.

En la web www.ruzafaloveskids.com o en www.facebook.com/ruzafaloveskids, se puede consultar la programación completa.

Nosotros estaremos el domingo 7 con un taller de Batiscafo, en el espacio MumWorking, c/Tomasos, 4. Podéis inscribiros a través del Facebook de MumWorking o enviando un email a noelia@ladiesandgentlemen.es o a cris@kireei.com. Para niños desde 4 años, aforo limitado a 20 niños y familias.

El festival fue creado por nANUFACTURE, una tienda de bebés que reivindica una crianza mejor, con la idea de transformar las ciudades en lugares más amables para la infancia. En pocos días se habían sumado a la iniciativa 40 espacios del barrio. Después de tres años de éxito, este año parece aun más prometedor, por la gran cantidad de nuevos espacios que se han sumado.

Siguiendo con la reivindicación, la campaña publicitaria contiene frases como “La calle es peligrosa porque no hay niños”, de Francesco Tonucci, toda una declaración de principios.

La primera edición del festival, en diciembre de 2011, fue una sorpresa para el barrio y las familias. Desde entonces, el fenómeno ha inspirado iniciativas parecidas en otras ciudades y han surgido multitud de espacios que dedican parte de su programación al público infantil.

 

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Cuando la comunidad es la escuela

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Leyendo el post de Elena Ferro de hace una semana, empecé a pensar en tribus, comunidades y escuelas, y como interactúan…

Hace unos años, estuve trabajando en las afueras de Ciudad México, en los barrios recién levantados por los llegados de otras partes del país. Son barrios levantados “ad hoc”, que fueron construyéndose en base al esfuerzo de sus gentes. Una vez que hubiera gente suficiente con ganas de tener una escuela para sus hijos, se construía la escuela. Se buscaban los bloques a precio bajo, del amigo de un amigo, los papas y las mamas pusieron bloque sobre bloque, la luz un hilo del tendido, el agua comprada cada día del camión que sube al cerro, etc.

Los maestros eran gente del barrio, quien tenía voluntad de hacerlo se convertía en maestro, y hacía lo que podía. Lo llaman “escuela popular”.

En aquellos tiempos visité una, la “Primaria Gabriela Mistral”, que recientemente , después de unos cinco años de trabajo comunitario había recibido el reconocimiento de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este reconocimiento da lugar a que paguen unos sueldos de maestros. Fue una financiación mínima ya que dieron sueldos sólo para un 60% del personal activo, el resto y los otros gastos todavía estaban por cubrir, como buenamente pudiesen, y seguían con maestros sin cualificar, sin infraestructura – los suelos de tierra, una bombilla en cada aula, no hablo de la sanitación, y hace frió de buena mañana en los cerros de México en la época de lluvia…en fín…

Lo que sorprendía era que cada aula en esta escuela estaba llena de niños. Niños encantadores, preguntones, curiosos…

A dos cuadras (manzanas si prefieres), había una escuela oficial de primaria de la SEP. Esta escuela tenía de todo; maestros cualificados, una buena infraestructura, como cualquier primaria pública de España…
….y las aulas estaban medio vacías.

Teniendo una escuela con todo lo necesario tan cerca, la gente (tan terca) llevaba a su hijo a la escuela que ostensiblemente no cumplía ni por asomo con los elementos básicos que debería tener una escuela…

La diferencia entre las escuelas era que en la “popular” los maestros lo hacían por voluntad, ellos habían elegido este destino, (los de la escuela pública lo vivían como castigo ir allá cada día desde la ciudad a un barrio tan lejano), y los padres lo vivían, naturalmente, como su escuela, la que habían construido para sus hijos.

Y los niños, en este entorno, se dedicaban a hacer lo que hace todo niño todo el rato cuando nadie se lo impida, aprender….

Nick Kearney

Bibliotecas, qué significan para mi

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Biblioteca OBA, en Amsterdam

Hay un ejercicio interesante que podemos hacer para conocer un país o una ciudad. Pararse en la calle y preguntar: ¿Dónde está la biblioteca? Si las personas que pasan por la calle, tomadas al azar, no saben responder, mala señal, aunque sí haya bibliotecas. Luego, está el tema de cuantas bibliotecas hay. Y cómo son. No importa que el edificio sea modesto. De hecho, un pretencioso ejercicio arquitectónico no es en absoluto garantía de que la biblioteca cumpla su función.  ¿Qué fondo bibliográfico hay y cómo se han dispuesto los libros? No me refiero a la clasificación, que se supone que siempre sigue criterios profesionales: ¿están los libros diciéndo “¡mírame!” desde el estante? ¿Qué mobiliario hay, invita a quedarse o a irse rápido? ¿Cómo está decorada y qué espacios se han previsto? ¿Hay gente o está siempre vacía? ¿Hay niños? ¿Está la biblioteca apartada del paso o se ha situado en el lugar más atractivo de barrio? ¿Se ha planeado esa biblioteca para cumplir un requerimiento que no se comprende bien o se ha ideado con todo el cuidado y sensibilidad necesarios?

Estos y otros aspectos nos dan idea de qué importancia tiene en aquella ciudad algo tan esencial como el acceso de las clases populares a la lectura y a la cultura en general. Esto es un buen indicador de muchas otras cosas que hacen de los ciudadanos personas más informadas, más críticas, más cultas y, por lo tanto, más libres. Podríamos mirar el ratio de habitantes por biblioteca, de libros tomados en préstamo, etc. Pero yo prefiero este otro método más vivencial, de sensaciones.

Para mi, entrar en una biblioteca es como entrar en un templo y entrar en casa a la vez. Si no me siento así, no es una buena biblioteca para mi. Mis bibliotecas preferidas acogen y no intimidan. En mis bibliotecas preferidas hay algun rincón donde hay bebés por el suelo y niños que ríen. Y hay otros rincones en los que los jóvenes escuchan música con auriculares mientras leen un cómic o una novela, donde los mayores van a leer el periódico a diario, donde hay personas de todas las edades. Es un lugar acogedor y seguro, un buen sitio al que ir una tarde de lluvia, al salir del trabajo o una mañana de domingo. Un lugar al que acudir buscando silencio, inspiración o, simplemente, un buen libro.

Elena Ferro

Biblioteca-Jaume-Fuster

 Biblioteca Jaume Fuster, Barcelona

 

dezeen_Liyuan-Library-by-Li-Xiaodong-2Biblioteca Liyuan, en Beijin

 

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 Children’s library discovery Center, en Jamaica